Psique
El significado surge a partir
de la asociación de la letra Psi con la palabra griega “Psiqué”, que
originalmente tenía el significado de “mariposa” (de hecho podemos asimilar
fácilmente la forma de la letra con el dibujo estilizado de una mariposa con
las alas desplegadas). Posteriormente pasó a utilizarse el término con los
sentidos de “soplo de brisa”, “aliento”, “ánimo” y, finalmente “alma”.
Tal es el origen del nombre
“Psicología” (ciencia del alma) y del empleo de la letra Psi para
representarla. Los griegos creían que cuando moría una persona y exhalaba su
último aliento, el alma abandonaba el cuerpo volando en forma de mariposa. La
mitología griega representa a la diosa “Psiquis” o “Psique” como una
adolescente con alas de mariposa, siendo la menor de las tres hijas de un rey
de Asia, malcriada, de carácter insufrible y gustos muy volubles.
HISTORIA DE LA PSIQUE:
Psique, también conocida como Psiquis, era la menor
de las tres hijas de un rey de Asia. Su hermosura no tenía comparación, pero
por contra, su carácter era profundamente insufrible. Había sido malcriada y ya
nada podía formalizarla, incluso sus gustos eran tremendamente volubles, tal
una mariposa o el soplo de la brisa. Hubo un hermoso, joven, amable e
inteligente príncipe, el propio dios Eros que se enamoró profundamente de ello
urdiendo un plan para conquistarla.
Descubrió que lo de que verdad atraía a Psique era
la curiosidad, un estado que en ella se convirtió en pasión. Por eso, Eros
cubrió todos sus actos de un gran misterio. Eros se apoderó de un hermoso
bosque, en el que hizo construir un enorme y suntuoso palacio en el que
introdujo todo aquello que pudiese ser placentero para la vista, que deleitase
el oído o que halagase el olfato. Hasta allí fue atraída Psique y escuchó una
voz que le dijo: "tú eres la señora de este palacio, ordena lo que
quisieres y serás inmediatamente obedecida
La curiosa Psique quiso saber a quién debía tantos
favores y preguntó a sus hermanas, criadas, amigas y conocidas pero de ninguna
obtuvo respuesta. De día, Eros permanecía oculto y por la noche corría entre la
hierba, se acercaba a Psique, la observaba y le pedía que le prometiera que no
se casaría con nadie más. Cuando Eos, la Aurora, despuntaba en el horizonte,
Eros desaparecía como había venido dejando en profundo tormento a Psique que no
hacía más que preguntar por su benefactor.
Las hermanas de Psique, mientras, carcomidas por la
envidia que les producía tantos halagos y regalos por parte del misterioso
príncipe, se regodeaban en su desesperación y la hacían sospechar contra él
diciendo que podría tratarse de un monstruo o vampiro que la mataría cuando
tomara confianza. Sus hermanas le facilitaron una lámpara y un puñal para que
intentase descubrir a su amante y lo matase si sus sospechas fuesen fundadas.
Esa noche, cuando Eros estaba recostado en su diván descansando, Psique se le
acercó ansiosa intentado buscar el rostro de su bienhechor, cuando se acercó a
él y lo vio exclamó excitada "¡Dioses inmortales! ¡qué veo! ¿es éste el
monstruo que tanto temía yo y que mis hermanas me habían pintado con tan vivos
colores? Es el mismo Eros, en la flor de su adolescencia. ¡Oh, felicidad
infinita! Es él quien me pretende por esposa". En su regocijo Psique
derramó cera de la lámpara en el rostro de Eros quien se despertó y la
contempló sobresaltado diciendo "Ingrata Psique. Ahora me conoces ya. Tu
felicidad dependía de tu ignorancia. Yo no puedo ser tuyo". En ese momento
todo el palacio desapareció y Psique quedó en un enorme desierto desolado en el
que solo se oía el rumor de una fuente. Psique intentó suicidarse allí pero las
aguas la depositaron en la orilla.
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